Volkswagen Golf MKIII 1.9 TDI 90cv Match 5p (Parte I) [Probando irrompibles]

En este primera entrada sobre pruebas de coches, vamos a probar y analizar un viejo pero peleón alemán que tantas alegrías nos está dando. Se trata de una unidad del VW Golf MKIII 1.9 TDI 90cv con el acabado Match de 1997.

Actualmente tiene 370.000km y sigue funcionando como el primer día.

Precio: 1400€
Motor: 1998cc, 4cil en línea
Potencia: 90cv
Transmisión: 5-Velocidades, manual
Tracción: Delantera

Velocidad máxima: 180km/h

Aceleración 100km/h: 12.1s
Neumáticos: Michelin Energy
Frenos: Discos / Tambor
Consumo Medio: 5'5 l/100
Peso: 1200Kg

Probamos el GOLF MKIII 1.9 TDI acabado Match. Impresiones, valoraciones y sensaciones de una manera cercana e inusual.

Hablemos un poco de esta unidad:
Se adquirió hace un año con 350.000km por necesidad ya que el Peugeot 206 que analizaremos en la próxima entrega tuvo una grave avería.

Echando un ojo al libro de mantenimiento, no ha tenido una avería grave en los 15 años que lleva matriculado, ni está dando problemas de motor, sobrecalentamiento o ruidos extraños.

El acabado Match viene muy bien equipado para ser un coche de 1997, además el anterior dueño se gastó tiempo y dinero en varios extras.

Además de los extras de serie, elevalunas eléctricos, dirección asistida, llantas de aleación, antinieblas y alguno más que seguramente nos dejemos en el tintero, dispone de cierre centralizado con alarma, suspensión deportiva Koni Sport, cristales tintados, bola de remolque y guías para el techo.

Elegante y atractivo pero con rasgos deportivos

Esta unidad del VW Golf TDI 1.9 Match MKIII está prácticamente perfecta en cuanto a pintura. Se pintó hace poco tiempo y eso hace que luzca como nuevo. Además, al tener las molduras y paragolpes del mismo color que la carrocería, hace que parezca mucho más joven y actual que sus antecesores.

Tiene pequeñas rozaduras en los extremos de los paragolpes ya que el pobre se ve obligado a vivir en la calle las 24h y ya sabemos, que no todo el mundo aprecia sus coches por igual.

Los retrovisores, fácilmente plegables por cierto, también son del color de la carrocería, además de los marcos de las puertas.

Hay que fijarse detalladamente para encontrar signos de ancianismo en esta unidad. Los labios inferiores tanto del faldón delantero como trasero están sin brillo por el sol, la lluvia y en general, por el precioso clima que reina en el País Vasco. El hecho de que sean de plástico cutre también ayudan a que tengan esa mala pinta.

Esta versión venía de serie con pilotos traseros oscurecidos y si eso lo acompañamos de los cristales tintados, consigue un aspecto rebelde y juvenil, que para nada me desagrada, aunque admito que soy “antitindados”.

Todo esto acompañado de la doble salida de escape, la anchura de las gomas, que no está nada mal para tratarse de 14 pulgadas y los centímetros de altura que ha perdido gracias a los Koni, hace que parezca un agresivo compacto alemán, aunque admitamoslo, los 1.9 litros de 90cv no es que den para mucho...

Por delante más de lo mismo. Esta versión venía con antinieblas incorporados en el paragolpes, un pequeño labio inferior de plástico y pilotos totalmente transparentes. Si ya de por sí solo, el VW Golf MKIII tiene un morro bastante prominente y agresivo, con este par de extras consigue un aspecto deportivo realmente atractivo.

Solo hay un detalle que hace que pierda ese aspecto deportivo, y es la vista lateral de las cinco puertas. Es difícil que un compacto con cinco puertas, estando también disponible con tres, consiga un aspecto totalmente “racing” ya que ese no es su mercado.

Las puertas son la parte exterior que menos nos ha gustado de esta unidad. Las manetas de plástico son realmente feas y hacen que el Volkswagen Golf pierda algo de elegancia. Además, aunque las puertas cierren a la primera sin necesidad de pegar portazo ya que las gomas del marco se conservan realmente bien, tienen un gran inconveniente. Y es que no tienen tope o el típico “clack” (o no tiene la suficiente fuerza) a la hora de abrirlas y en el caso de aparcar cuesta arriba (en Bilbao hay unas cuentas y bastante a la “ bilbaína” por cierto, se hace realmente molesto salir del interior y más aun, si llevas algo en las manos. Tienes que abrirte paso con las piernas mientras te golpeas la cabeza contra el marco. Os invito a que lo probéis...

Las llantas de 7 palos y 14 pulgadas encajan perfectamente con la estética del Volkswagen Golf y mantienen la armonía elegante y deportiva del conjunto. Airean bien los discos del alemán pero se ensucian muy rápidamente por culpa del ferodo.

Un interior a prueba de bombas

O prácticamente vaya... esa es la sensación que nos deja esta unidad después de haberla analizado a conciencia.

La calidad de los acabados aunque viejos (o clásicos) es de diez. No hay tapizado por ninguna parte salvo en las puertas, pero la calidad del plástico es excelente, no muestra signos de desgaste y mantiene su brillo natural.

Empecemos con el salpicadero. Parece que nunca le haya dado el sol, se encuentra en un estado de conservación impecable, sin signos de desgaste en ninguna de sus partes. El plástico del velocímetro si que está algo desgastado y opaco, y la bombilla que alumbra el cuadro del aire y demás accesorios está en los últimos días de vida, o movida de su sitio, una de dos.

Los dos accionadores del aire, tanto el de frío-calor como el de cantidad funcionan perfectamente y sin ningún tipo de holgura (eso sí, no hay temperatura medía, o frío de Siberia o calor del Sáhara). Puedes notar perfectamente los “clicks” en las cuatro posiciones diferentes.

El botón anti vaho de la luna trasera todavía cuenta con su pequeña bombilla de iluminación y el accionamiento del mismo sigue siendo muy suave.

El cenicero, que nunca se ha usado por cierto, de ahí que el interior se encuentre tan bien cuidado, no hace ningún ruidito extraño y se cierra y se abre perfectamente. He probado coches con menos de 10.000km con un mecanismo de apertura del cenicero o accesorio similar veinte veces más brusco y cutre (alguno era VAG también, todo sea dicho)

Los mayores signos de desgaste los podemos encontrar, como ya os imaginaréis, en los asientos, en el volante, en el pomo del cambio y en el freno mano.

El volante perdió el brillo hace tiempo y empieza a pelarse la goma a las nueve y cuarto (si lo vemos como un reloj analógico). El tacto no es muy bueno y es demasiado estrecho y fino. Para ir de paseo está bien, también lo estaría un trozo de madera redonda supongo, pero en tramos de montaña se puede llegar a resbalar ya que propicia que suden las manos. Da la sensación de volante antiguo, pero con un retapizado se podría solucionar el asunto, además de ganar muchos puntos estéticamente. 

Nota curiosa. El claxon incorporado en el volante es terriblemente divertido y adictivo y los que tienen un Golf ya sabrán porque. Con un toque rápido sólo lo oirás tú y la chica del paso de cebra. Pero en cambio, si lo aprietas como si te fuera la vida en ello, se oirá desde la otra punta de la ciudad.

Los mandos de las luces, limpias e intermitencia son suaves y funcionan a la perfección. Los clicks entre etapas se notan fácilmente y son muy intuitivos. Echamos de menos el limpia manual, es decir, el de una pasada a la luna delantera. Supongo que esto en Málaga no será muy útil pero en el norte, que chispea continuamente, nos viene perfectamente ya que el continuo es muy... continuo? Y el intermitente muy poco... intermitente? No sé VAG, ahí queda eso.

Eso es todo por el momento. En la siguiente entrega hablaremos sobre la mecánica del VW Golf MKIII las sensaciones e impresiones en carretera y algunas pegas que hemos podido encontrar después de 370.000km